jueves, 22 de enero de 2009


Sólo es un tarde mas, nada particular la distingue, solo esta melancolía que me inunda el pecho. Cae esta nieve blanca, que va cubriendo el suelo. Los recuerdos me invaden y son tan solo recuerdos. Unos ojos muy claros, una mirada tan dulce, una sonrisa tranquila, una mano en mis cabellos. Esa serenidad tan suya y la seguridad tan a tiempo. La palabra de consuelo, la alegría compartida. El llanto que nunca le vimos, porque siempre lloró a escondidas. Siempre nos regaló sonrisas y el mágico mundo que nos inventaba. Cuando la realidad era otra, de su mano nos guiaba. Jamás recibió recompensa, todo lo hacía por amor. Hoy su ausencia ha llegado, y esos recuerdos que duelen. El perdón que no te dije, el te quiero. Tu que viviste enseñando, hoy ausente. Nos has dado tu mejor lección, hagámoslo todo a tiempo. Digamos te quiero! hoy. Hoy, solo puedo nombrarte, sintiendo que tu ya no estás. Hoy solo quisiera abrazarte. Hoy te recuerdo, Mamá. Sólo es un tarde mas, nada particular la distingue, solo esta melancolía que me inunda el pecho. Hace 7 años, compartía un hermoso día a tu lado, el hermoso día de tu cumpleaños. Tu último cumpleaños a nuestro lado. Tu llanto a escondidas, sabiendo lo que después sucedería. Esa agonía que luego sentirías, saber que todo lo próximo estaba contado. Días, horas, minutos y segundos, te quedaban de vida. Ese sentimiento de que sólo serás un recuerdo de nuestra vida. Sólo es un tarde mas, nada particular la distingue, solo esta melancolía que me inunda el pecho. Cierro los ojos, e imagino que al abrirlos, allí estarás tu. Con esa sonrisa que siempre nos regalaste, allí estás. Abró y caigo vencida en que todo es un maldito sueño. El maldito sueño de no poder verte nunca más, de no darte un beso, de no darte un abrazo. El maldito sueño es verdad. Pero quiero enterrarme en ese maldito sueño, por un momento, y poder mirarte a los ojos, abrazarte y decirte lo mucho que te amo.

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